Libertad

Libertad
Una sensación maravillosa

sábado, 1 de diciembre de 2007

Buscando un hostal

Leticia es una ciudad chiquita, parece de juguete, está la placita con árboles y el pasto bien cortado, las calles asfaltadas, las casas con jardín al frente, autos último modelo, todo bonito. Claro que también todo caro y mis recursos eran escasos así que tuve que cruzar la frontera hacia Brasil, a la ciudad de Tabatinga, ya que para cruzar a Perú había que cruzar el río Amazonas en lancha.
El contraste fue grandísimo, de un pueblo pequeño y rico pasé a otro populoso y pobre, nada de asfalto, casas de madera, autos y camionetas viejas y oxidadas, bueno, todo más real, más humilde, ya volvías a estar en un pueblo de latinoamérica porque en Leticia parecía que estabas en Europa o Estados Unidos.
Allí sí había lugar donde quedarse, sin correr el riesgo de quedarme sin dinero. Claro que el calor era terrible y de aire acondicionado ni hablemos.
El hostal donde paré con mis amigos era una casa grande toda de tablones de madera, estaba construida sobre unos pilares para separarla del piso húmedo, no demasiado, sólo un par de escalones pero eso era suficiente, tenía un comedor donde servían la comida, frijoles negros con arroz, estaba administrado por la dueña de casa que organizaba todo, en el patio central había un enorme tanque de agua donde te podías bañar, también había una jaula con la mascota de la familia, una serpiente anaconda, la responsabilidad de alimentarla era del hijo de la dueña; me contó que tenía que cazar ratones vivos porque si estaban muertos no los comía.
Una noche este simpático muchacho no tuvo mejor idea que traer su mascota a la hora de la cena para que todos pudiéramos apreciar su piel... y cuando pasó por detrás de mí la apoyó sobre mis hombros... Del salto casi quedo prendida en el techo como el gato Tom de los dibujitos animados...
Pero dejando de lado ese susto todos pasamos unos días hermosos, eso sí, mucho calor.
De día había que mantenerse a la sombra, el sol quemaba muchísimo, pero mojándose seguido se soportaba, además llovía torrencialmente por unos 15 minutos todos los días.
Cosa que anegaba las calles de tierra así que un camión con una aplanadora con unos cubos en el rodillo pasaba por las calles para evitar los pozos.
De noche, nos peleábamos por el ventilador, si dejaba de darte el aire te empapabas en el acto, lo digo enserio, hasta la ropa se mojaba de tanto que se traspiraba...
Bueno, creo que me salió muy largo, nos vemos pronto.Un beso a todos y no se olviden de hacer algún comentario o alguna pregunta.

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